Julissa Cervantes

nursing student and supervisor look at computer screenLa estudiante de enfermería de tercer año, Julissa Cervantes, se levanta a las 5:30 cada mañana para hacer sus rondas en la unidad de cardiología del Centro Médico Regional de Washington [Washington Regional Medical Center], y regresa a casa unas 12 horas después. “Anoche me acosté a las 8:00,” se ríe. “En mi primer semestre de la escuela de enfermería, mi vida era solo comer, dormir y atender a pacientes. Eso era todo: enfermería, enfermería, enfermería.”

Ahora en su segundo semestre de la escuela de enfermería, ha aprendido a equilibrar mejor su horario e inclusive ha encontrado tiempo para ser voluntaria en los períodos de tiempo en que no tiene prácticas de enfermería o exámenes. Está de más decir que ella se mantiene ocupada, pero Cervantes está acostumbrada a trabajar duro para alcanzar el éxito. Su familia se mudó de México a Siloam Springs cuando ella estaba en el segundo grado, y aunque ninguno de sus padres fue a la universidad, ella sabía que quería ir a la universidad desde un principio. 

“Cuando mi familia se mudó aquí, era solo una expectativa — vienes aquí por una vida mejor y una mejor educación, y debes proponerte metas. Mi objetivo era ir a la universidad, y crecí sabiendo que era algo que tenía que hacer. No solo por mí, sino por mi familia, por lo mucho que han trabajado para que estemos aquí.”

Cervantes es solo una, entre la gran comunidad de estudiantes de la primera generación que tenemos en la universidad: casi uno de cada cuatro estudiantes en el campus de U de A resulta ser de la primera generación de universitarios, junto con muchos otros administradores y profesores de todas las facultades del campus. 

Cervantes dice que ella fue afortunada al momento de llenar sus solicitudes universitarias. Pudo beneficiarse de los consejos de un hermano y una hermana mayores que asistieron a la U de A antes que ella. Por esta razón, ella estaba segura de su capacidad para cumplir los plazos y elaborar una solicitud competitiva; además, al mismo tiempo descubrió que sus mayores limitaciones procedían de cosas fuera de su control. En la actualidad, ella es residente de Estados Unidos, y aunque ha solicitado la ciudadanía, la nueva legislación ha demorado el proceso. “Fue muy estresante solicitar becas en particular,” dijo, “porque para muchas de ellas tienes que ser ciudadano. Fue bastante duro ver cartas de rechazo solo por esa razón.”

Una vez en el campus, Cervantes encontró apoyo dentro del Programa Path de la Facultad de Honores, el cual fue establecido en el 2014 para reclutar a estudiantes excepcionales de la secundaria, procedentes de poblaciones con carencia de representación para que sobresalgan en la universidad. Formar parte de Path, le ayudó a Cervantes a sentirse en casa en Fayetteville aún antes de que comenzaran las sesiones regulares del otoño, gracias al programa de verano [Summer Bridge Program] de Path. “Conocí otros estudiantes de Path antes de llegar a la universidad. Esto facilitó que encontrara a personas con quienes pudiera estudiar después de clase. Además, sabía que, si necesitaba algo, así solo estuviera estresada, yo podía acudir con los mentores de Path.”

Su objetivo principal es obtener su diploma de Enfermería Familiar y abrir una clínica en alguna zona rural de Arkansas, para facilitar el acceso a la atención médica a aquellos que de otra manera tendrían dificultad para obtenerlo. Este deseo aviva su entendimiento de lo inconveniente – y potencialmente amenazante– que puede ser para la vida el residir en zonas rurales, cuando se trata de recibir atención médica. Desde la granja en las afueras de Siloam Springs donde vive la familia de Cervantes, no siempre es fácil acudir al médico: la clínica más cercana está demasiado lejos. Su familia tampoco era ajena a este problema antes de trasladarse a Estados Unidos. “La madre de mi padre murió cuando él tenía seis años, embarazada de su hijo menor,” dijo. La familia vivía en un pequeño pueblo rural de México y no era fácil encontrar un médico. “Siempre pienso que si ella hubiera tenido acceso a la atención médica no habría muerto.”